Hasta hace unos días pensaba que los reggaetoneros eran una de las especies más abominables de este planeta, y en efecto lo son, sin embargo existe una especie con características diferentes, pero igualmente repugnantes. Estoy hablando de los mirreyes, dichas creaturas caracterizadas por ser hijos de ‘papi’ y cuya finalidad (si es que poseen alguna) es tratar de proyectar una vida sumamente lujosa con base en bienes materiales (para mayores detallessobre una definición de mirrey pueden recurrir a la siguiente liga).

Uno creería que esta clase de sujetos son inofensivos como los pinta el sitio mirreybook.com. En lo personal creía que fuera del peloenpecho, champú, lobukis, el yate y sus tan usuales duckfaces, no afectaban a la gente común y corriente. Este concepto se vino abajo apenas el día de ayer cuando me topé con una serie de mirreyes a los que se les ocurrió asistir al concierto de Bombay Bicycle Club. Sinceramente es la primera vez que acudo al plaza Condesa y no sé si este lugar se caracteriza por ser punto de reunión para “mirreyes rockers” pero ese día hubo una gran multitud de los mismos, pudiera ser que hablemos del nuevo “Bull” (como usualmente denominan al Bulldog Café).

Hasta cierto punto comprendo que cuando Bombay Bicycle Club cambió su género de un indie rock a algo más pop, atraería a una serie de individuos que piensan: “Moderatto sabe rockear”. Otro indicio de lo anterior, fue el hecho de que la canción “How Can You Swallow So Much Sleep” forma parte del soundtrack de la saga de vampiritos Twilight. Pese a estas situaciones, en lo personal, disfruto de muchas canciones del grupo (no de todas) y de la misma manera disfruté su concierto. Aunque volviendo al tema de los mirreyes, sigo sin comprender actitudes de esta especie que pude notar ese día:

  • Lobukis en busca de mirreyes quienes abandonaron el lugar antes del concierto habiendo pagando su boleto de entrada (o “cover” como seguramente lo pensaron).
  • El clásico mirrey que a mitad del concierto se encuentra a su “compadre” y grita de júbilo como si se tratase de un evento único en la vida. Al mismo acontecimiento agrego un basto léxico como lo es: papawh, weeeee, entre otras.
  • Mirreyes pubertos alcoholizados que consideraron oportuno quitarse y arrojar sus respectivas playeras al vocalista de la banda.
  • Uno de los mirreyes “descamisado” quien tuvo la ocurrencia de pedir un autógrafo de Jack Steadman en su “teta” y suplicó a gritos a su amigo volver a entrar al lugar para presumir de su vivencia.

Quizá mis lectores puedan opinar lo contrario pero frente a lo sucedido este sábado intentaré alejarme lo más posible de lugares concurridos por este tipo de personas, observarlos a la distancia (como se mira un buen programa de animal planet) y dar gracias al universo por no haber nacido mirrey.